LA BRECHA DE PEDRO

Inunda el ánimo un sentimiento de repugnancia por el hecho que ante la falta de ideas de los nuevos próceres, se manoseen derechos fundamentales; se trata de una discriminación de libro frente a aquel que por razón de masculinidad se verá abocado a sufragar mayores costes para obtener una educación que en España se proclama universal. Discriminación injustificada pues, jamás se ha vetado el acceso de las mujeres a carreras científicas ( en su momento se exigieron requisitos especiales en el ingreso a la Universidad, que fueron superados desde 1910, homologables al resto de países mas avanzados de nuestro entorno). Con esta propuesta, que minusvalora la capacidad de toma de decisiones personales por el sexo femenino, pues según se deduce del citado anuncio, las mujeres ni antes ni ahora sabían o han sabido lo que les conviene, quedara suplida esa forma de inconsciencia por un socialismo feminista igualitario que asume la responsabilidad de su futuro, conminándolas por razones de progreso, hasta en decisiones tan personales como la elección de sus  formación, y todo por escarbar en el granero del postureo, como antes lo hicieron en el de las clases pasivas, los votos de las militantes feministas, cuyo número progresa proporcionalmente a las subvenciones que reciben sus asociaciones, y que consigue que se autoconvenzan para abundar en esa política del postureo, vacua e inane, que resulta infame

 Resulta que tantas décadas de LOGSE han dado sus frutos: memorizar sin discriminar, el desahucio del análisis y rigor, una vez defenestrado el entendimiento, solo queda la sumisión militante,  por razones como el empleo, al lobby  sobretodo en determinados territorios, que, aunque jurídicamente reprochable, al simpatizante conviene. Desde el PSOE se prodiga el proselitismo de afiliados y asociaciones que con el apoyo de medios de comunicación implanta la dictadura de lo absurdo pero políticamente correcto

Si en el pasado, el contexto social no resultaba favorable para que se estudiaran determinadas carreras consideradas masculinas, es la fuerza de los hechos la que hace progresar a las sociedades sin necesidad de falsificar la historia. Fue la determinación de aquellas mujeres que así lo decidieron todo un ejemplo como María Elena Maseras Ribera que fue la primera alumna que logró matricularse en una universidad española, concretamente en la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona, en el año 1872, si hubiera estado vigente la prohibición su acceso hubiera sido imposible en consonancia con su género

Ante tamaño despropósito socialista que busca ahondar junto con la Ley de Violencia en la desconfianza entre géneros, en teoría, la población masculina debería organizarse, protestando en las calles o haciendo uso de cualquier otra forma de presión a Sanchez para que a modo de ejemplo proponga reducir el precio de la matricula para los estudios de enfermería, pues durante décadas estuvieron mayoritariamente copados por mujeres manteniéndose hoy en día esta ratio. Según los datos del Ministerio de Educación, referentes al curso 2016-2017 (últimos disponibles), refleja que esta mayoría femenina perdura en las ramas de ciencias sociales y jurídicas o en titulaciones de la rama de salud donde las mujeres representan el 70%.

En antaño se encontraba mal visto que un hombre fuera diseñador de moda, maquillador, peluquero, cuidador de niños etc. siendo el desempeño de estas profesiones lo que calificaba a los hombres, socialmente, de desviados; el género masculino también ha sufrido las consecuencias del machismo, en cambio sus limitaciones profesionales y la imposibilidad de adopción de diferentes actitudes sociales en el pasado, no proporcionan igual cantidad de votos para que se sopese la compensación histórica, con la aprobación de un maremágnum de propuestas positivamente discriminatorias y menos que rebasen la interpretación razonable de los derechos fundamentales en nuestra Constitución

Es otra aberración jurídica socialista que atenta al menos común de los sentidos , la sensatez, que en el caso español nos diferencia de nuestros socios europeos

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